Está claro que aunque estos productos no tienen sentido de existir, son muy similares a los objetos cotidianos que tenemos por casa, y por ellos son fácilmente reconocibles cualquiera de nosotros. Lo que quiere decir esto es que aunque su funcionalidad es nula, su diseño está basado en los que sí funcionan, por tanto no es 100% el mejor ejemplo de lo que sucedería en un mundo sin diseñadores. Imagino que sin diseñadores obtendríamos auténticas abominaciones.
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